Para concluir, se puede señalar que existe una mayor
preocupación de los colegios y liceos públicos y privados en tener buenos resultados en la PSU que en la retención de los
estudiantes en la universidad, esto se ve reflejado en el alto número de
matrículas que año tras año son más altos porcentaje de deserción. En estos
casos al estudiante se le enfoca en una meta (rendir una buena prueba), lo que
al entrar a un sistema más complejo lo intimida.
Existen distintos enfoques del análisis de la
deserción, pueden clasificarse en cinco categorías, dependiendo de la
importancia que se le da al modelo en ciertas variables (Braxton, Johnson,
& Shaw-Sullivan, 1997). Es posible clasificarlos de acuerdo a los elementos
a los que le dan mayor importancia en las siguientes categorías:
• Psicológicos
• Económicos
• Sociológicos
• Organizacionales
• De interacciones
En el modelo psicológico, Ethington (1990) apoya la
validez del Modelo de Elección Académica (MEA) de Eccles et al (1984) en el que
se basa en la toma de decisiones, motivación al logro y teorías de la
atribución. Ethington (1990) introduce una teoría más general sobre las
conductas de logro, y con ello concluye que el rendimiento académico previo
afecta el desempeño futuro al actuar sobre el auto concepto del estudiante, su
percepción de las dificultades de estudio, sus metas, valores y expectativas de
éxito. En este sentido, la autoestima y la tolerancia al fracaso se ven puestos
a prueba en los primeros años de vida universitaria.
En el modelo de interacción. Tinto
(1975) explica el proceso de permanencia en la educación superior como una
función del grado de ajuste entre el estudiante y la institución, adquirido a
partir de las experiencias académicas y sociales (integración). Aquí se puede introducir otro concepto: el de
retención universitaria, en donde la universidad debido a los fondos que se van
por deserción también buscan maneras de que la mayoría de sus alumnos
matriculados sigan estudiando.
Por lo tanto, la
orientación vocacional no solamente se centra en averiguar qué quiere estudiar
el alumno y para qué tiene aptitudes, sino que además prepararlo mental y
psicológicamente al nuevo terreno, de manera íntegra para que sea capaz de
construir por si mismo su propio camino a base de buenas decisiones.
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